El 19 de septiembre profesores y estudiantes del sistema escolar público de Chicago volvieron a sus centros educativos, después de que los profesores consiguieron una serie de victorias importantes lo que los llevó a concluir la huelga que había durado una semana. Uno de los logros es que las pruebas de puntuación de los estudiantes no contarán más de un 30% en la evaluación de los profesores, otra que concederá los profesores mayor sueldo a cambio de jornadas y años escolares más prolongados. Para ello habrá aumentos salariales del tres por ciento el primer año, del dos por ciento los siguientes, y se mantendrían los incrementos por años de servicio así como por diversas puntaciones y nivel de capacitación educativa obtenidas por cada maestro.
Una de las situaciones que llevó a la huelga a los profesores es que se pretendía por el gobierno que la evaluación de los profesores estuviera principalmente ligada a las puntuaciones que obtienen los estudiantes, responsabilizando a aquellos de esos resultados, cuando un problema que tiene Chicago es que dispone de un sistema escolar enormemente estratificado entre colegios públicos y privados con mucho financiamiento y escuelas de barrio con muy bajo financiamiento y sin inversión en infraestructura y mantenimiento, en el que más del 91% de los estudiantes de colegios públicos son niños de color, más del 90% asisten a escuelas hípersegregadas, y el 82% son lo bastante pobres como para tener derecho a un almuerzo gratuito o de precio reducido.
Esta situación se refleja en las puntuaciones que obtienen los estudiantes, de los cuales, los que pertenecen a familias que ganan menos de 200.000 dólares alcanzan resultados
300 puntos más altos, de media, que los estudiantes de familias que ganan menos de 20.000 dólares al año. Esto se evalúa con los SAT [Scholastic Aptitude Test, pruebas de aptitud para entrar en la mayor parte de las universidades].
Sin embargo, la lucha continúa pues la embestida de reformas en Chicago y en otras ciudades de Estados Unidos no sólo es contra la estabilidad laboral de los profesores, sino contra toda la educación pública como sucede en el resto del mundo, por ejemplo, el alcalde de Chicago, Emanuel, ha propuesto cerrar de 80 a 120 escuelas públicas y abrir, en cambio, 60 escuelas autónomas.
Es por todo ello que la organización y la unidad entre magisterio y comunidad es de gran importancia y que ya mostró su efectividad: en esta jornada de lucha los profesores recibieron una gran solidaridad y apoyo de los padres de familia y otros sectores de la comunidad, incluyendo grupos comunitarios y organizaciones sociales Todos unidos a la movilización del magisterio de Chicago contribuyeron a los triunfos conseguidos por los profesores.
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