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La
reforma educativa en México es copia de la norteamericana: buscan minar
la voz colectiva de los maestros, privatizar la administración de un recurso
público y reducir la enseñanza a un examen estandarizado
Corresponsal David Brooks
El profesor William Ayers, veterano luchador por la
educación pública democrática, denuncia que las reformas en el
sector que se promueven en Estados Unidos buscan minar la voz colectiva de
los maestros, privatizar la administración de un recurso público y reducir la
enseñanza a un examen estandarizado.
Señala que México y otros países que están
copiando parte del modelo que se impulsa aquí deberían entender un par de
cosas: una, se reduce la educación a algo que sólo se centra en un muy estrecho
espectro cognitivo, en lugar de que sea una introducción robusta y amplia de
los aspectos humanizantes de la cultura entera.
Ilustra: “no me puedo
imaginar a los Obama diciendo a sus hijas: ‘nos gustaría llevarlas al
concierto, a clases de violín, al equipo de natación, al ballet, al club de
ajedrez, pero sólo lo haremos si se comprueba que eso elevará sus
calificaciones en los exámenes’. Eso es una locura, ningún padre
privilegiado diría tal cosa; entonces, ¿por qué se lo decimos a un niño
afroestadunidense en Brooklyn? Es un insulto y lo más lejos de la democracia.
Por eso, esa reducción del currículum, eso de
deshacerse de las artes, de educación física, todo eso tendrá consecuencias
desastrosas a largo plazo si uno desea vivir en una sociedad humanizada y
democrática.
La segunda consecuencia que estamos viendo
es que se está desalentando a toda la mejor gente que desea ingresar al
magisterio. El modelo de enseñanza que promueve Arne Duncan (secretario de
educación de Obama) es de tres años y para fuera, explica.
Ese modelo es uno en el cual se contrata a
jóvenes capacitados rápidamente mediante programas como Teach for America, con
la idea de que sólo trabajarán pocos años antes de ser abogados u tener otra
profesión.
Eso es una catástrofe. Ser maestro es la única profesión en Estados Unidos donde tener experiencia
y antigüedad es considerado un déficit. También es la única profesión donde 50
por ciento de nuestros egresados de escuelas de pedagogía deja de enseñar
después de cinco años. Si eso
ocurriera en las escuelas de leyes y de medicina, tendríamos una emergencia
nacional.
Las reformas en el sector minan además
una educación humana y democrática, afirma en entrevista conLa Jornada.
Ayers, distinguido profesor de la
Universidad de Illinois en Chicago (recién jubilado), fundador de organizaciones
de reforma escolar y vicepresidente de la división de estudios curriculares de
la Asociación Estadunidense de Investigación Educacional, ha escrito libros y
numerosos artículos sobre el tema y su relación con la democracia y la justicia
social (publicados en revistas de educación de Harvard y Columbia, en el New
York Times y en revistas progresistas).
El experto ofrece un diagnóstico sobre el
gran debate en torno a las reformas del sector que se han promovido durante la
última década en Estados Unidos. Relata que líderes políticos y
empresariales han ganado esta discusión porque lograron definir los términos.
Cuando
encuadras un tema de la manera que deseas, obtienes la respuesta que buscas. Cada vez que un político toma el
micrófono y dice que necesitamos sacar a los maestros perezosos e incompetentes
de las aulas, todos estarán de acuerdo. Pero si llego al micrófono primero y
digo que todo estudiante de escuela pública merece tener un profesor pensante,
intelectualmente desarrollado, moralmente apto, apasionado, bien descansado y
remunerado, todos estarán de acuerdo también, expresó.
El problema, en
este contexto, es que los poderosos, los Walton de Walmart, la Fundación
de Bill Gates, tienen el micrófono, y han logrado encuadrar el tema como de
incompetencia de los profesores. Al evaluar el impacto de eso, Ayers
señala: en lugar de apoyar a los maestros otorgándoles no sólo recursos
físicos, sino también clases más reducidas, reformistas como Gates argumentan que los sindicatos del
magisterio son el gran obstáculo para el progreso en las escuelas. ¿Adónde van
con ese argumento? Esos reformistas tipo Gates desean, primero, destruir la voz
colectiva de los profesores; segundo, imponer la administración privada de un
recurso público, y tercero, definir el aprendizaje como una calificación en un
examen estandarizado.
Abunda: en torno al asunto sindical,
buenas condiciones de trabajo son buenas condiciones para la enseñanza, y
buenas condiciones para la enseñanza son buenas condiciones para el
aprendizaje.
Por lo anterior, afirma, en una reforma
del sistema escolar los maestros tienen que participar. No son los únicos
con buenas ideas, pero son centrales en cualquier solución.
Ayers rechaza los términos del debate
actual, en el cual se repite que sólo hay dos opciones, algo que de manera
reiterada se ve en los grandes medios, “donde por un lado unos defienden los
cosas como están y otros desean luchar contra los sindicatos y privatizar las
escuelas. Eso es falso, nadie cree que sea aceptable cómo están las cosas en un
lugar como Chicago. La pregunta es: ¿qué hacer?, y ¿cuáles deberían de ser las
nuevas normas?
“Propongo una norma muy simple: que lo que
la gente más privilegiada y más sabia desea para sus propios hijos, eso debería
de ser la norma para los hijos de todos.
“Todos esos
llamados ‘reformadores’ envían a sus hijos a escuelas que son muy diferentes a
las que proponen para los hijos de otras personas. Nunca hay que confiar en un
reformador que promueve para los hijos de otros lo que nunca permitiría para
los suyos.”
Señala que cuando
Barack Obama y su esposa vivían en Chicago enviaron a sus hijas a la misma
escuela de los hijos de Ayers: la famosa Chicago Laboratory School, donde las
clases tenían un cupo máximo de 15 estudiantes, con profesores no sólo
respetados, sino sindicalizados y bien remunerados, con aulas con abundante
material didáctico.
Si es
suficientemente bueno para las hijas de Obama y para los míos, ¿por qué no es
esa la norma para los niños en el lado oeste (el más pobre) de Chicago? Ahí
tenemos clases con hasta 40 estudiantes en segundo grado de primaria. Es atroz.
Se le pidió su opinión sobre todos los datos y documentos elaborados por expertos que citan
los reformadores empresariales y los políticos para promover sus iniciativas.
Respondió: nada de eso está basado en investigaciones. De hecho, las propuestas
están basadas en la fe, no en hechos.
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