Nurit Martínez
El Universal
enero de 2010
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A una década de que se aplican evaluaciones nacionales e internacionales, la calidad de la educación básica en México no ha tenido cambios importantes a pesar de las reformas que se emprendieron de la mano del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), puesto que los acuerdos de la cúpula encabezada con Elba Esther Gordillo con los gobiernos del panismo acentuaron el carácter corporativo, clientelista y electoral que tenía con el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Olac Fuentes, ex subsecretario de Educación Básica (1994-2000), afirma que la paradoja en este periodo es que un partido como el de Acción Nacional (PAN) que “tuvo como bandera histórica la democratización del Estado y la lucha contra el corporativismo no sólo haya mantenido esa relación sino que la haya llevado a niveles que nunca tiene”.
Aurora Loyo Brambila, estudiosa del papel del SNTE en la educación en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, asegura que “las relaciones con el gremio magisterial de parte de los gobiernos federal y estatal, no ha dejado de tener un carácter muy clientelista”.
El subsecretario de Educación Básica, José Fernando González Sánchez —yerno de Elba Esther Gordillo—, señala que en los últimos años la relación del SNTE con los gobiernos federales transitó en la tendencia internacional de “acercamiento entre los sindicatos, la materia de trabajo y la autoridad educativa”.
“La creación de comités conjuntos, los acuerdos para el desarrollo de estándares educativos, la creación de políticas donde participan los distintos liderazgos sindicales son los que le imprimen a la política pública un signo de viabilidad”.
Explica que “no es extraño ni ajeno que en un sistema educativo los actores converjan en diferentes espacios de oportunidad para hacer trabajo conjunto y acelerar el cambio educativo; el acuerdo político tiene como principal objetivo acelerar el cambio del sistema educativo en la dirección que las nuevas economías y sociedades están exigiendo”.
Lo que se advierte es que el SNTE “consolidó su poder por vías distintas. Hay una diferencia en relación a lo que hizo con el PRI; ahí era una situación más orgánica. Ahora la estrategia del Comité Ejecutivo del SNTE es una estrategia mucho más sofisticada que incluye al PAN como eje, pero también a otros partidos políticos”.
Desde el año 2000 a la fecha, en los acuerdos de negociación salarial el SNTE ha obtenido incrementos en sueldos y prestaciones por arriba del promedio nacional del resto de los trabajadores del servicio público, que van de 1% a 4%, como resultado de una “alianza política” que la líder Elba Esther Gordillo ha aprovechado para incrementar “el poder” de la organización sindical de maestros más grande del mundo.
Los beneficios del SNTE
Fernando González refiere que entre 1990 y 2008 los salarios promedio de los maestros pasaron a 4.84 salarios mínimos, lo que quiere decir que el salario del docente creció en casi 3.5 veces.
“Es importante hacer un reconocimiento de los docentes y sus sindicatos, que han permitido lograr estos avances, que nos ponen con las herramientas para lograr la transformación que se requiere para la construcción de la nueva escuela pública. La plataforma profesional está asentada, y hay que hacer un esfuerzo por desarrollar estándares educativos en los tres ámbitos, curricular o de contenido, del desempeño docente y de la gestión escolar, con el fin de contar con referentes claros de hacia dónde se conduce la calidad educativa”.
En este periodo, coinciden Olac Fuentes y Aurora Loyo —coautora de libros como Los actores sociales de la educación y Estructura del sindicalismo docente en América Latina—, los gobiernos extraídos del panismo dejaron que el SNTE pasara de tener sólo posiciones de poder en lo administrativo a tener la rectoría académica de la educación básica.
“El efecto de esa política ha deteriorado la legitimidad de la escuela pública y deja consecuencias en la calidad que nos afectará con mayor intensidad en los próximos años si no hay una rectificación”, dice Olac Fuentes Molinar.
En la década pasada, de acuerdo con los informes de gobierno, el número de estudiantes en el país pasó de 29 millones 621 mil alumnos a 34 millones 332 mil estudiantes, es decir, se sumaron 523 mil estudiantes por año. El mayor desafío está en la cobertura de bachillerato y la educación superior, en donde seis y dos de cada 10 jóvenes en edad de asistir a esos niveles pueden hacerlo.
La escolaridad promedio pasó de ocho grados a 8.5 años de escolarización. Mientras, la inversión pasó de 5.2% a 6.3% del Producto Interno Bruto.
El analfabetismo sigue afectando a más de 6 millones de mexicanos, es decir, a 7.8% de la población del país, reconoció el secretario Alonso Lujambio.
Aurora Loyo, asegura que “en el caso del sistema educativo mexicano lo que priva es un burocratismo para el cual no hay recursos internos y tampoco la voluntad política o económica, y poder dar ese paso fuerte hacia adelante”.
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