Periódico La Jornada. Domingo 10 de febrero de 2013, página 33
Corresponsal David Brooks
Nueva York, 9 febrero. De Seattle a Texas, de Nueva York a Chicago, brotan rebeliones de maestros, padres de familia y hasta autoridades locales contra la imposición de los exámenes estandarizados impulsados por las llamadas reformas a la educación pública promovidas por algunos de los hombres más ricos del país y políticos de ambos partidos, incluyendo tanto al presidente Barack Obama como a su antecesor George W. Bush.
En Seattle sucedió algo inédito hace un par de semanas: los maestros de la Garfield High School, una preparatoria pública, anunciaron un ¡ya basta! al declarar que simplemente no administrarán los exámenes estandarizados obligatorios conocidos como medidas de progreso académico. Esa protesta ahora ha generado apoyo a escala nacional, con los líderes de los dos gremios nacionales de maestros –la National Education Association y la American Federation of Teachers– expresando su solidaridad junto con cientos de educadores e investigadores a escala nacional incluyendo algunas de las figuras más reconocidas en el gran debate sobre la reforma de educación en este país, como la ex secretaria asistente de Educación de Estados Unidos Diane Ravitch y Jonathan Kozol.
Hemos tenido más de una década de exámenes estandarizados y ahora necesitamos admitir que no ayudan, declaró Ravitch, tal vez la crítica y autora más influyente de las reformas promovidas por quienes ella denomina el club de multimillonarios –entre ellos Bill Gates, la familia Walton (de Walmart), Mark Zuckerberg y Eli Broad.
Amenazas
Los maestros de Garfield votaron de manera casi unánime para dejar de aplicar los exámenes, a pesar de ser amenazados con una suspensión sin pago de 10 días si no abandonan el boicot. Estudiantes y padres de familia se han sumado en defensa de sus maestros. Colegas en otras escuelas en Seattle y en otras partes del país han enviado mensajes de solidaridad.
Cuando iniciamos el boicot en Garfield no teníamos ni idea de que la noticia de nuestra pequeña acción en favor de la evaluación de calidad y justicia educativa llegaría a tanta gente. Lo que para nosotros fue una oposición contra un examen fallido particular ahora es una chispa de esperanza y apoyo entre masas de gente que creen que todos los niños merecen una educación redondeada, culturalmente relevante y significativa, declaró Jesse Hagopian, uno de los maestros de la preparatoria.
Pero esta acción es parte de una creciente rebelión de maestros, padres de familia y comunidades enteras, incluyendo políticos locales y estatales, contra el uso excesivo, y el mal uso, de los exámenes que son un pilar de las reformas promovidas desde la presidencia de George W. Bush y ahora de Barack Obama, con el apoyo de algunos de los multimillonarios del país.
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