viernes, 29 de abril de 2011

Se van a arrepentir


Pablo Hiriart
 
A los que festejan las “candidaturas independientes” les va a pasar lo mismo que cuando celebraron la pasada reforma electoral que prohibió descalificaciones y la compra de espacios en radio y TV: se van a arrepentir.
Se van a arrepentir porque las llamadas “candidaturas ciudadanas” van a favorecer al PRI.
Y se van a arrepentir de la reelección de diputados y senadores porque también va a favorecer al PRI.
Vamos por partes:
Los “independientes” rondan cerca de la izquierda y de la derecha.
En esos flancos todos se sienten con méritos para ganar una elección presidencial.
¿No? Pasen revista, a bote pronto. ¿En quiénes piensan cuando hablan de candidatos independientes a la Presidencia de la República?
Todos son antipriistas. Muchos de ellos, aspirantes a caudillos, con un ego del tamaño de Ciudad Universitaria.
Cuando un priista se enoja, se disciplina, o va por otro partido. Algunos ganan y otros pierden. Pero la candidatura presidencial es otra cosa.
Los que aspiran a llegar a Los Pinos por una vía diferente a los partidos están más cerca del PRD y del PAN que del PRI.
Jorge G. Castañeda ha dicho que quiere ser candidato presidencial, pero no por un partido político. ¿A quién le quitaría votos? Al PRI, no.
Cualquiera de los líderes ciudadanos que han emergido luego de la racha violenta y criminal podría ser un candidato o candidata con arrastre. ¿A quién le restaría votos?
En los estados, los personajes relevantes ajenos a la militancia política y que tienen credibilidad entre la población, ¿son cercanos al PRI como para quitarle votos? ¿O cuentan con las simpatías de tradicionales votantes del PAN o del PRD?
Sería muy difícil que un ciudadano independiente logre competir con la fuerza, la estructura y los recursos de los partidos grandes.
Salvo, claro, que sea un magnate. Un gran magnate.
Con la reelección de diputados y senadores gana el PRI.
En la próxima legislatura el PRI volverá a ser —todo indica— el partido mayoritario.
Y es mucho más fácil ganar siendo conocido como el diputado del distrito, a no serlo.
Desde una diputación no se pueden gestionar proyectos de ley para una demarcación. O tal vez uno, que abarque a muchos distritos, y nada más.
La política es realidad. Y lo que funciona en muchos distritos es que gana el que tenga para repartir.
Un diputado sí tiene para repartir, desde favores a personajes clave durante tres años, hasta despensas o utensilios.
Las reformas que podrían perjudicar al PRI no pasaron, como es la segunda vuelta en la elección presidencial.
Afortunadamente no pasó, porque no hay problemas de legitimidad en la Presidencia de la República, sino que el atorón está en posibilidad de crear mayorías en el Congreso.
phl@razon.com.mx
Twitter: @phiriart

No hay comentarios: