viernes, 11 de septiembre de 2009

Ella: Gordillo

Raúl Cremoux

No hay encuesta internacional sobre educación en la que no estemos en los últimos lugares. No importa cuál sea el método o el tema en cuestión. Si se trata de alfabetización, comprensión del lenguaje, matemáticas o investigación sobre las angiospermas dicotiledonias; el caso es que no mostramos conocimientos ni siquiera medianos.

¿Por qué la desnutrición del cuerpo educativo? Se busca sin querer encontrar la solución que está a la vista. Se llama simplemente el sindicato de profesores y concreta, mucho más concretamente, Elba Esther Gordillo.

Ella no es maestra escolar, ni siquiera auxiliar de enseñanza, es con claridad meridiana una mujer nebulosa que, por sobre todas las visiones, es dominada por sus propios intereses… y no son pocos. Ella controla todo lo que se mueva en la Secretaría de Educación Pública con un garrote en la mano. No hay exigencia suya que no se cumpla, ya que está (siempre en gerundio) cobrando facturas, añejas o nuevas.

Fue pilar en el PRI y ahí consiguió encaramarse tan alto que fue amiga cercanísima a los Fox. A los dos, Marta y Vicente. Ahora es agente de votación con el señor Calderón. No sólo apuntala candidatos, el músculo le da para crear nuevos, pequeños y eficientes partidos políticos con los que puede lucrar para obtener todo tipo de canonjías. ¿Cómo destinarle tiempo a las tareas educativas? ¡Al diablo con las teorías de la educadora María Montessori y también con las de Jean Piaget!

Nunca tuvo oportunidad de hablar y entender los métodos educativos del doctor Pablo Latapí, de quien nada supo. ¡Al diablo la mínima información sobre la gripe de influenza humana, aviar o porcina!

Ella sabe cómo obtener la subsecretaría de Educación Básica para su yerno; la dirección general del ISSSTE para su cuate del alma; la dirección general de la Lotería Nacional para sus incondicionales.

Ella sabe cómo regalar viajes en crucero marítimo para sus jefes de sección, bien acompañados por sus numerosas familias y entenados. Ella sabe cómo hacerle para regalar 54 contaminantes camionetotas Hummer a sus huestes favoritas; ella sabe cómo ser indispensable en las elecciones decisivas para alcaldes, gobernadores y hasta presidentes del país. Eso sí, de lectura de discursos ante élites diversas no tiene capacidad de concentración ni de expresión, ya que nunca aprendió tales ciencias en la escuela. De corrección y buena conducta ante los micrófonos que la entrevistan, carece de léxico adecuado.

Ella asume que, al controlar a la SEP, tiene el dominio de la educación nacional, sabe, no puede ignorarlo que los mejores sistemas educativos del mundo, se caracterizan por la autonomía que tienen las escuelas. Debe saber que, en esos países, la participación de los padres de los educandos es crucial como también sabe que las atribuciones y facultades que tiene la SEP, la domestican a sus deseos en detrimento de la calidad de preparación de los maestros y en suma, de la calidad de la educación.

Ella, pues, controla directa e indirectamente, el contenido de los programas de estudio, la evaluación de los alumnos y maestros así como la inversión tecnológica en las escuelas.

Ella es, para decirlo claramente, la enfermedad que tiene postrada a la educación nacional.

El diagnóstico es tan evidente que también y principalmente lo sabe el propio Presidente de la República, Felipe Calderón, quien no se atreve a enfrentarla y lo que sería más deseable, a prescindir de su actividad y presencia. Los costos son altísimos al punto que nuestro futuro como nación resulta grisáceo y perturbado cuando debiera ser luminoso y esperanzador.


cremouxra@hotmail.com


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